He comenzado a colaborar en Apuntes Globales, aquí va mi primera entrada:
Han pasado casi ocho meses desde ese 15 de mayo en que miles de personas comenzaron a salir a las calle a mostrar su indignación; a expresar su descontento con el sistema político, económico y social y a crear un nuevo movimiento de resistencia noviolenta.
Politólogos, periodistas y expertos se refieren al 15M como un movimiento social. En el ámbito del activismo y de la investigación para la paz, estos movimientos también son conocidos como movimientos de resistencia noviolenta.
Como todo movimiento, el 15M ha vivido diferentes fases: una primavera de acampadas, un verano de marchas, un otoño global y un invierno de manifestaciones, ocupaciones y campañas a favor de la reforma electoral. ¡He ahí la clave! Campañas que busquen un objetivo concreto.
En una entrevista reciente de Gene Sharp a Aljazeera, el experto en resistencia noviolenta comentaba que el movimiento Occupy WallStreet debía comenzar a buscar otras estrategias para propiciar el cambio: “Las protestas no cambian el sistema por si solo”.
Este politólogo estadounidense de 83 años lleva toda su vida estudiando las posibles estrategias que los movimientos de resistencia noviolencia pueden seguir para lograr cambios sociales, políticos y económicos. En su libro “ De la dictadura a la democracia” explica más de 192 estrategias para hacerlo. Este manual para hacer revoluciones no violentas ha sido traducido a 24 idiomas y se dice que ha sido utilizado en Siria, Egipto y Bahrain.
Colores, mensajes en ingles, desobediencia civil y compromiso por la acción noviolenta son algunas de las estrategias que Sharp destaca para lograr sus objetivos. Sin embargo, estas estrategias, aunque necesarias, por sí solas no satisfacen las condiciones suficientes para derrocar a un dictador o a un sistema. El movimiento de l@s indignad@s, por ejemplo, ha utilizado algunas de ellas. Sin embargo, hay tantos frentes abiertos que definir una estrategia única y concreta en donde centrar las fuerzas parece complicado.
Desde el inicio del movimiento 15M, se nos ha exigido que nos definamos, que expliquemos qué queremos y hacia donde vamos. Como participante de éste, me apoyo en la frase “ Somos lent@s, porque vamos lejos”. Creo que lo que está haciendo el 15M actualmente es necesario: trabajo de base, creando redes, trabajando en concienciación, afianzando estrategias y grupos de trabajo y manteniendo convocatorias de protesta periódicas con gran número de asistentes.
Sin embargo, quizás por mi impaciencia, o mi miedo a que la indignación se convierta en frustración por la falta de cambios, o en conformismo si llegan reformas que acallen las protestas, considero necesario empezar a definir una estrategia a largo plazo, mantener el trabajo de base, pero escoger enemigos y objetivos concretos.
Bajo el lema de democracia real, se esconde en mi opinión el deseo de luchar contra el poder del sistema económico representado por las grandes estructuras económicas y financieras, es decir, empresas y bancos. Las protestan surgen en un contexto de crisis creado por estos entes, que me atrevo a llamar instituciones políticas. Es por ello que mi apuesta es definirles a ellos como enemigos y atacar su poder apoyado con nuestros hábitos de consumo entre otros. Éste debe por tanto ser el objetivo clave del movimiento.
Puede que no diga nada nuevo; sin embargo, ante tantas injusticias sociales, políticas y económicas, veo que las fuerzas están otra vez dispersándose en pequeñas luchas que, aunque no dejan de ser importantes, desunen y nos hacen perder de vista a los que realmente ostentan el poder.
Se corre el riesgo de volver a la situación de hace un año en donde había muchos movimientos sociales que, aunque estaban en red, no unificaban objetivos o luchas. Un ejemplo de ello, son las dos convocatorias simultáneas para el próximo 18 de diciembre contra los Centro de Internamiento de extranjeros (CIES) y por la reforma electoral.
Creo, por tanto, que es necesario reunificar las fuerzas, elegir enemigos concretos dentro de este gran grupo que hemos definido como bancos y empresas y organizar campañas a nivel nacional. Una vez escogido al enemigo, hay que elegir el camino a seguir de forma conjunta.
Las teorías de Sharp abogan por definir objetivos concretos y únicos para crear las estrategias. Stephen Zunes, otro experto de estos movimientos, explica en un artículo reciente que mantener el apoyo de la mayoría de la población no es suficiente. “Se necesitan estrategias a largo plazo, una secuencia lógica de tácticas, y la habilidad para aprovechar las fortalezas y debilidades del oponente”.
Se debe diseñar una estrategia a largo plazo cuyo objetivo sea derrocar estos poderes fácticos como si de un dictador se tratase, elegir el camino a seguir y centrar y reunificar las fuerzas en ello. Hablarem